Llevamos ya unos cuantos días desde que abrieron las piscinas y, si vives cerca del mar, ya estarás en plena época playera. Así que estoy segura de que, cuando leas esta entrada, te sentirás muy identificada, ¿a que si?
¿Qué haces con la bolsa de la playa o la piscina cuando llegas a casa? ¿La dejas tirada en medio del recibidor? ¿en la silla del comedor? ¿encima de una mesa?
Analicemos el tema y busquemos un sitio que sea cómodo y práctico.
Hace años que no tengo que pegarme un maratón de limpieza. Todavía recuerdo con horror esos días de limpieza general, ¡incluso fines de semana enteros!
Hay momentos en los que es inevitable, como cuando te mudas o hay algún acontecimiento extraordinario, pero, ¿en una situación normal? Jamás.
Ahora que se acercan las vacaciones, es un buen momento para que te cuente algunas cosas sobre el equipaje de mano.
Todavía me sorprende ver en los aeropuertos a la gente con unos maletones tremendos para irse cuatro o cinco días (o incluso menos). No entiendo esa obsesión por lastrar el viaje con cosas y cosas que, la mitad de las veces, ni se usan.
Uno de los puntos recurrentes en toda cocina que se precie, es el problema de los rollos de papel. Parece que nunca hay un buen sitio en el que guardar el papel del horno, de aluminio o el film de envasado.
Cuando los necesitamos, nunca aparecen y, cuando no hacen falta, parece que están atravesados por la cocina en algún sitio molesto que necesitamos para otra cosa.
En este post voy a repasar las opciones que tenemos para poner a raya a estos imprescindibles de la cocina, y te iré contando los pros y los contras que les veo.
Hace unas semanas, Rocío, del blog Corriendo sin zapatillas, me preguntaba si yo tenía un Cajon de la cosas importantes. Y lo cierto es que sí, que lo tengo, aunque no es un cajón exactamente, es una caja.
Ahora mismo, la caja está un poco más vacía, porque todos los documentos importantes y las fotos, como te contaba en #quieromicasaenorden: un escritorio de ordenador caótico, las tenemos en la Nube.
