Acabamos de entrar en abril y eso significa que ha terminado el primer trimestre del año. Estoy segura de que a principios de año te marcaste algunos buenos propósitos para cumplir en este 2019.
Una cosa que no solemos hacer muy a menudo pero que funciona realmente bien es revisar estos objetivos que nos marcamos antes de que se hayan perdido definitivamente.
La revisión y el premio son mecanismos que ayudan a reforzar las conductas positivas (y esto no me lo he inventado yo). Vamos a ver cómo podemos sacar partido de esta técnica para alcanzar nuestros objetivos, sentirnos más satisfechos con nosotros mismos y, como siempre, ser más felices que es nuestro principal objetivo.
Cuándo hacer las revisiones de objetivos
Normalmente, estas cosas se suelen hacer mes a mes, trimestre a trimestre o incluso semestre a semestre. A mí estos mecanismos no me convencen demasiado por una sencilla razón. Son artificiales y no se adaptan a nuestra realidad diaria.
Nuestra realidad nos dice que hacemos parones en nuestras rutinas en momentos muy claros y definidos del año: Semana Santa, Verano y Navidad. Por eso he querido escribir este post precisamente hoy, en la previa de Semana Santa.
Ese momento, justo antes de empezar tu temporada de descanso (o durante ella) es el mejor momento para evaluar el resultado de tu nueva rutina. Puedes preguntarte cosas como estas:
- ¿He cumplido con la rutina tal y como había planeado?
- ¿Me siento mejor gracias a mi nueva rutina?
- ¿Me ha ayudado?
- ¿Qué gano y qué pierdo?
- ¿Cómo ha cambiado mi vida?
- ¿Me compensa el esfuerzo?
Contestando a todas estas preguntas, te harás una idea bastante clara de si tus objetivos se han cumplido o no y también de si ha salido como esperabas.
Quién me ha robado mis propósitos de año nuevo
Seguramente, en estos primeros meses del año, se hayan caído uno o dos de tus propósitos anuales (y me juego a que ya en Enero). Lo normal es que, de todo lo que nos proponemos, seamos capaces de mantener entre un objetivo y ninguno. Esto es por varias razones.
La primera razón es que los humanos no somos dados ni a la constancia ni a la concentración. Estas, son dos tareas o capacidades que nos requieren un especial esfuerzo, por eso es una locura (o eso creo yo) intentar ir a por más de un objetivo a la vez. Si ya es difícil conseguir implantar una rutina nueva, imagínate tres. Es de locos.
El año que viene (o este, que todavía estás a tiempo), si te planteas dos o tres objetivos anuales, vete implantándolos a lo largo del año, no empieces con los tres a la vez. Intenta fijar primero el más prioritario (porque es cuando estás más motivado) y, una vez lo hayas automatizado, ve a por el siguiente.
La forma de asegurarte de que tienes una rutina realmente metida en tu día a día es llevarla a cabo, al menos, durante un trimestre entero, sin fallar.
Descansos y recompensas
Los descansos e interrupciones en las rutinas son tan necesarios como matadores. Ahí tienes la Semana Santa, a tu vera, y tu todavía débil rutina se está echando a temblar. Es muy habitual que muchas de las rutinas que conseguimos mantener durante meses se vayan al traste después del verano o de navidad. Seguro que te suena.
Es por eso que, a la vuelta de uno de estos descansos, tienes que ser implacable en la recuperación de tu rutina. Lucha contra la pereza y la comodidad porque, te lo aseguro, en un par de días, estarás a tope de nuevo y te sentirás realmente bien. En cambio, si te dejas ir el primer día, probablemente también te dejes ir el segundo y, cuando te des cuenta, habrán pasado semanas y te sentirás realmente mal. De hecho, tu pensamiento será «nunca lo conseguiré».
Para ayudarnos a mantener esa motivación, tenemos el truco de las recompensas. El funcionamiento de este sistema lo llevamos viendo toda la vida, lo aplicamos con los niños y los animales constantemente y es muy efectivo. Su nombre más técnico es el refuerzo positivo aunque yo lo llamo, cariñosamente, la galletita.
Seguro que hay algo que te apetece, siempre hay algo, tal vez algo más material pero un poco caro o algo más experiencial como una tarde de spa, un tratamiento en Lush o un homenaje gastronómico. Lo que sea pero debería ser algo especial, poco habitual, que te haga sentir bien.
Una vez decidida la recompensa, o las recompensas, marca unos días en tu planner. Si cumples el primer mes de tu rutina íntegro, te das un pequeño homenaje, si cumples el trimestre, te das un homenaje más grande, si cumples seis meses…
Conclusión
Los propósitos de año nuevo (o de curso nuevo, en Septiembre) son solo el primer paso. De hecho, servirán de poco si no los revisas de forma recurrente. Una vez compruebes tu progreso, date las recompensas que merezcas y disfruta de tus descansos. Pero recuerda, cuando vuelvas de tus vacaciones, sé implacable con tus rutinas y fuérzate a recuperarlas aunque no te apetezca. Obviamente, fuérzate a recuperarlas solo si durante tu revisión has comprobado que realmente te hacen la vida más fácil, te encuentras mejor y eres más feliz. Si no es así, diles adios con alegría.
Y tú, ¿cómo lo haces? ¿Revisas tus objetivos cada cierto tiempo? ¿Mantienes tus rutinas después del verano o navidades?
3 thoughts on “Hoy toca revisar objetivos”